Intervención y
desposesión
“Argentina está
siendo intervenida, ocupada y expoliada.”
La afirmación establece un estado de situación que no requiere glosa: una
estructura de sometimiento y vaciamiento sostenida en múltiples planos. Alemán
agrega:
“Esto sucede en un mundo donde lo mismo ocurre en otros países sin que se pueda
detener el desastre.”
La intervención
adopta formas no tradicionales. No necesita ocupar militarmente ni clausurar
parlamentos. Se ejerce mediante deuda, subordinación financiera, captura
institucional y desarticulación simbólica. La gobernabilidad se convierte en
gestión de lo inevitable y la política queda reducida a su administración.
El poder sin
rostro
“En otros tiempos,
al fascismo se lo intentaba combatir con las armas, ahora esta situación es
imposible de sostener.”
La transformación
del enemigo implica también una transformación de las formas de resistencia.
“Las estructuras del capitalismo mundial son lo suficientemente abstractas e
impersonales como para volver a reproducir la lógica de las confrontaciones de
aquel momento.”
No se trata de un
poder visible o concentrado, sino de una red difusa, tecnológica y financiera
que actúa sobre los cuerpos, el lenguaje y la imaginación política.
Resistir fuera del ciclo del daño
“Se trata de
generar una resistencia no armada frente a las ultraderechas, que no ofrezca
los cuerpos al sacrificio, y que inaugure nuevas formas de militancia en todos
los niveles de la existencia humana.”
La propuesta no
apunta a la pasividad ni a la adaptación. La resistencia se redefine: ya no
como enfrentamiento directo ni como disposición al martirio, sino como
invención de formas de vida que no se plieguen a la lógica del daño. Es una
política que no se expresa solo en actos o consignas, sino en modos de habitar
el tiempo, el cuerpo, el vínculo.
Lo político como experiencia vital
“El amor, la
palabra y la escucha han de ir más allá de la división entre lo privado y lo
público.”
Cuando el poder
actúa sobre la intimidad, el afecto se vuelve también territorio político. La
disyuntiva ya no es entre esfera pública y subjetividad, sino entre existencia
administrada y existencia vinculada.
“Además de reforzarse con las personas queridas y cercanas, deben encontrar su
camino hacia las experiencias colectivas.”
La militancia, en
este registro, no es una identidad ni una función. Es una práctica. Una forma
de sostener vínculos no funcionales, de construir lenguaje no subordinado, de
mantener abierto el deseo.
Sujetos que no se
rinden
“La laburante que
todavía recuerda que hubo otra historia de dignidad y orgullo, el trans que
recorre con dignidad los barrios más difíciles, el padre que lucha para criar a
sus hijos sin que sean fáciles de someter, la piba que se las rebusca para
construirse un lugar desde la dignidad del deseo…”
No se trata de
representar sectores, sino de nombrar prácticas que insisten. No están
definidas por su pertenencia sino por su gesto: el de no ceder completamente.
“Con estos héroes y heroínas contamos, para el nuevo nacimiento de una vida
distinta al plan de la canalla neoliberal.”
Allí donde se
interrumpe el automatismo, donde se resiste sin estridencia, hay indicios de lo
común.
Política sin espectáculo
“El no a la
ultraderecha no solo se juega en las urnas, sino que es una práctica cotidiana
de la amistad.”
La política no se limita
a la contienda electoral ni al discurso público. Se juega también en los
vínculos no espectaculares. La amistad no es una categoría moral, sino una
forma de relación que resiste la lógica de la utilidad, el descarte y la
fragmentación.
Frente a la soledad
inducida como forma de gobierno, la amistad aparece como dispositivo de sostén
y de creación de sentido.
Lo que aún puede
ser dicho
“Hay ciertas
preguntas que, inevitablemente, la historia impone a todos aquellos y aquellas
que desean mantener a la Argentina dentro de un orden soberano y con un
proyecto de nación.”
No se trata de
respuestas urgentes, sino de preguntas que no deben ser evitadas. En el
lenguaje, en el deseo, en el lazo, se juega la posibilidad de construir otra
narrativa política, otro modo de habitar la nación.
Alemán no escribe
desde el afuera ni desde el juicio. Escribe desde el presente, y lo señala: otra
nación es posible si el deseo no se rinde.
Fuente: Jorge Alemán (@jorgealemanok), publicación en Instagram.